jueves, 24 de febrero de 2011

El Alma de la Placenta


Otras culturas
Los Navajo de la zona suroeste de América entierran la placenta de sus hijos dentro de lo que denominan las Cuatro Esquinas sagradas para ligar a su nuev@ hij@ con su tierra y sus ancestros.
Los Maoríes de Nueva Zelanda entierran la placenta en tierra nativa por la misma razón. De hecho tierra y placenta comparten la misma palabra: whenua.
En ciertas zonas de Siberia se piensa que se ha enterrado mal o en un mal sitio la placenta si el bebé enferma. Entonces se desentierra y se le busca un lugar mejor para que el niño o la niña sanen.
Los Ibo de Nigeria y Ghana consideran la placenta como la gemela del bebé. Los Aymara y Quechua de Bolivia dicen que la placenta tiene su propio espíritu.
La gente de Malasia consideran la placenta como hermana mayor de sus hij@s. Los Parigi en Celebes Islands la reservan en algodón blanco hasta que la madre la entierra con un ritual. Parecidos rituales se encuentran en Java y Bali.
Los Toba-Bataks de Sumatra creen que la placenta contiene una de las 7 almas que cada persona posee. En Islandia se piensa que el espíritu guardián del bebé reside en la placenta, de hecho la llaman “fylgia” que significa “angel de la guarda”.
En el oeste de Australia la placenta es la compañera del bebé y se guarda durante 3 días antes de ser enterrada en silencio.
Los Baganda de Uganda consideran la placenta como un segund@ hij@, que posee su propio espíritu. Si el niñ@ tiene sangre real la placenta puede ser incluso llevada en procesión.
Los indios araucanos de Chile y Argentina atribuyen a la placenta poderes mágicos. Dicen que si se arroja a un campo de cultivo lo tornará estéril. Es por eso que hay que enterrarla profundamente.
Los antiguos egipcios creían en la dualidad de almas: un alma habitaba el cuerpo, la otra la placenta. Templos han sido construidos para enterrar las reales placentas de los faraones.
El mundo “civilizado”
En nuestras sociedades la práctica habitual es que los padres apenas vean la placenta cuando nace, cuanto menos honrarla. De hecho cuando nace el bebé parece que lo que queda de nacimiento son ya “los desechos” que cuanto antes se limpien y eliminen mejor.
Tras la expulsión de la placenta (muchas veces forzada, a fuerza de inyección) el hospital la vende a una farmacéutica y/o cosmética. O incinera todas juntas junto al resto de residuos orgánicos.
Tratamos nuestras placentas como si no tuvieran alma y el nacimiento como si no fuera sagrado.
Como debería ser
Deberíamos honrar este órgano que da vida y respetarlo como tal, ser capaces de admirar nuestros cuerpos en su perfección y magia, agradecer a la Naturaleza el milagro de la gestación y el nacimiento.
Deberíamos ser capaces de mirar más allá de una masa sanguinolenta: la placenta es fuente de vida, un órgano mágico que aparece sólo para albergar y proteger a tu bebé y a ti. Cada nacimiento tendrá su placenta y cada vida estará ligada a la misma.
Tras el nacimiento del bebé deberíamos esperar a que el útero expulsara este órgano mágico, con el mismo cariño y paciencia con el que hemos dado a luz a nuestro bebé. Y agradecer a la vida el regalo de haber tenido semejante placenta.
Si honras tu placenta honras tu vida.

15 junio 2010 por Raquel
www.babog.org/2010/06/15/el-alma-de-la-placenta/

Los partos de Chu

El Parto de Alina
El 18 de julio de 2006 di a luz a mi primer bebé, Alina.
En aquel entonces por miedos, inseguridades e inexperiencia el parto de Alina fue en una clínica, como es lo convencional.  No fue una buena experiencia. Yo había leído sobre el parto humanizado y manifestado a mi obstetra mis inquietudes: que se me respete si no quería la peridural, poder elegir la posición para parir, no quería estar acostada.  ¡Qué ingenua! Me vi atrapada en una rutina, en la cual viví constantemente una invasión. Lejos de ser respetado el parto fue sumamente intervenido, me lo provocaron sin mi consentimiento, la partera me trato muy mal, terminé acostada en la camilla, con las piernas hacia arriba... y como es imposible parir en esa posición sin apoyar las piernas el anestesista (que después de ponerme la peridural se fue a ver el partido de river, ahí en la sala de parto) se subió encima mío con todo su cuerpo, puso sus manos sobre mi panza y empujó hacia abajo para ayudarme a sacar al bebé de mi cuerpo. Ali nació sin oxigeno, por lo que cortaron enseguida  el cordón, el neonatólogo me la acercó rápidamente, le di un besito y se la llevó para asistirla. Hasta este momento Mariano, que había estado todo el tiempo a mi lado, acompañó al médico que llevaba a nuestro bebé.  No me hicieron la episiotomía, me desgarré muy poquito. La obstetra me mostró la placenta, la vi de lejos desde la camilla. Cuando terminaron conmigo me sacaron de la sala de parto, me dejaron en un pasillo, esperando… vi a unos metros a otra mujer, con su bebito en brazos, tan conmocionada como yo… trabajadores de salud, con sus delantales blancos otros verdes, pasaban caminando, yendo y viniendo… no puedo explicar lo que sentí en esa espera, sola, en un pasillo de sanatorio, después de todo lo que acababa de vivir. Finalmente veo venir a Mariano con nuestra bebita en brazos, nunca voy a olvidar la expresión de su rostro, ¡como la miraba!, ¡como la sostenía! Se acerca y me la entrega. ¡Mi amor! La bebita que durante 9 meses fue parte de mi cuerpo, la estaba teniendo en brazos por primera vez.
Esa noche soñé…
Alina y yo nadábamos en el fondo del océano. Nadábamos con ballenas en la inmensidad  de un mar azul oscuro e intenso, en un profundo y apacible silencio. Luego estoy en una ciudad que está siendo bombardeada, me escondo detrás de un auto y se produce una explosión muy cerca de mí, y muero… (muriendo, me despierto).

El Parto de Manu
El 18 de junio de 2010 di a luz a mi segundo bebé, Manuel.
Después de mi primera experiencia me encontraba más segura, sin tantos miedos. Alina me dio mucha fortaleza. Tenía muy en claro que no quería que el parto del bebé que estaba viniendo sea del modo convencional. Después de buscar y entrevistar a varios profesionales que asisten partos respetando las necesidades de la mujer decidí que sean El Dr. Lodeiro (Tito) y Sandra La Porta, la partera. 
Decidimos con Mariano que el parto sería en el consultorio de Sandra, que es una casa de partos, por la cercanía con la clínica en caso de ser necesario. Llegada la fecha probable de parto ya había empezado a dilatar, pero el parto no se desencadenaba. Como el parto de Alina me lo provocaron sin consultarme para mí era muy importante que esta vez sea espontaneo, pero ya estaba de 41 semanas y nada. Tito y Sandra me indicaron que no era conveniente esperar más. Del modo convencional, me hubieran dado oxitocina por suero, cosa muy agresiva, va directo al útero y de manera descontrolada para el organismo. En cambio en este caso, Tito y Sandra me dieron una pastilla, prostaglandina, que estimula la secreción de mi propia oxitocina. Tomé media pastilla a la mañana y fuimos a la casa de parto, las contracciones empezaron a ser más fuertes y frecuentes pero nada demasiado intenso, el trabajo de parto había comenzado suavemente, había que esperar. Mientras tanto charlamos con Sandra, Mariano compró facturas, tomamos mate… al rato llego Tito, todo era muy tranquilo. A las 13.00 Tito me revisó y todavía faltaba dilatar bastante, y la cabeza del bebé estaba alta, entonces tome la segunda mitad de la pastilla. A los pocos minutos comenzó toda la intensidad del trabajo de parto, las contracciones seguidas y fuertes, sentía que mi cuerpo se partía. Buscaba posiciones de pie, en cuatro patas, colgada del cuello de Marian, gritaba. Sandra me daba indicaciones, me hablaba con voz clara, segura y suave. Me decía lo que necesitaba escuchar. Tito se acercaba suave, apacible, dulce y me decía “todo está  muy bien, lo estás haciendo muy bien”. Quise ir al baño, vomité y rompí bolsa. En ese momento Sandra me ofrece un baño de inmersión, para transitar el dolor. Fue un alivio entrar al agua, me dio  contención y pude transitar las contracciones más tranquila. Sandra me decía: “las contracciones son como olas, vienen, rompen y se van.” Y así las contracciones fueron viniendo una tras otra, hasta que sentí una fuerza extraordinaria que surgió del centro de mi ser, una fuerza que desconocía en mí hasta entonces, y supe en ese momento que en el siguiente pujo nacía mi bebé. Sandra, muy perceptiva, se dio cuenta y anunció: “Nace acá” y me pidió que pujara suave para no desgarrarme… y así fue, Manu nació en el agua y no me desgarré. ¡Qué divino sentir al bebé salir de mi cuerpo! ¡Qué placer, qué alegría! Manu al nacer conservaba la posición fetal. Sandra lo recibió y lo puso en mi pecho lo cubrió con una toalla y le echaba agua tibia con el duchador.  ¡Yo estaba feliz! Mariano emocionado.                                                 
Habíamos prendido una vela en el baño, para el momento del nacimiento, cuidando que el cambio de la oscuridad del útero a la luz mundo exterior no sea tan brusco para el bebé.
Después de un rato, Mariano llevó al bebé a la habitación y allí Mario, el neonatólogo lo observó (literalmente) no hizo otra cosa que mirarlo, Manu estuvo todo el tiempo en brazos de su papá. Mientras tanto Tito me ayudaba a expulsar la placenta,  la cual lleve a mi casa, y la enterré en el jardín, con gratitud y honra.
La noche que nació Manu, soñé…
Abrazada a Alina mirábamos en un inmenso cielo estrellado y profundamente azul, una constelación: un niño o un muñeco.

martes, 22 de febrero de 2011

Parto Humanizado

ES IMPORTANTE CONOCER TUS DERECHOS PARA PODER ELEGIR

LEY NACIONAL Nº 25.929 de PARTO HUMANIZADO

El 25 de Agosto de 2004, con el gobierno de Nestor Kirchner, se sancionó esta ley, que establece los derechos de padres e hijos durante el proceso de nacimiento, con el objetivo de garantizar el respeto de toda mujer en situación de parto, de su familia y del recién nacido.
 
Ley Nacional nº 25.929 de Derechos de Padres e Hijos durante el Proceso de Nacimiento. Declaración de Interés del Sistema Nacional de Información Mujer, por parte del Senado de la Nación.
Declaración sobre difusión del Parto Humanizado

LA CÁMARA DE DIPUTADOS DE LA NACIÓN DECLARA:
Solicitar al Poder Ejecutivo, que a través del organismo que corresponda, inicie dentro de sus actividades una campaña destinada a concientizar a la sociedad, sobre la importancia del acompañamiento de la mujer en el parto por una persona de su elección, y de los beneficios que significa para la salud del binomio madre-hijo.
El Senado y Cámara de Diputados de la Nación Argentina reunidos en Congreso, etc. sancionan con fuerza de Ley:
Artículo 1º.- La presente ley será de aplicación tanto al ámbito público como privado de la atención de la salud en el territorio de la Nación.
Las obras sociales regidas por leyes nacionales y las entidades de medicina prepaga deberán brindar obligatoriamente las prestaciones establecidas en esta ley, las que quedan incorporadas de pleno derecho al Programa Médico Obligatorio.
Artículo 2º.- Toda mujer, en relación con el embarazo, el trabajo de parto, el parto y el postparto, tiene los siguientes derechos:
a) A ser informada sobre las distintas intervenciones médicas que pudieren tener lugar durante esos procesos de manera que pueda optar libremente cuando existieren diferentes alternativas.
b) A ser tratada con respeto, y de modo individual y personalizado que le garantice la intimidad durante todo el proceso asistencial y tenga en consideración sus pautas culturales.
c) A ser considerada, en su situación respecto del proceso de nacimiento, como persona sana, de modo que se facilite su participación como protagonista de su propio parto.
d) Al parto natural, respetuoso de los tiempos biológico y psicológico, evitando prácticas invasivas y suministro de medicación que no estén justificados por el estado de salud de la parturienta o de la persona por nacer.
e) A ser informada sobre la evolución de su parto, el estado de su hijo o hija y, en general, a que se le haga partícipe de las diferentes actuaciones de los profesionales.
f) A no ser sometida a ningún examen o intervención cuyo propósito sea de investigación, salvo consentimiento manifestado por escrito bajo protocolo aprobado por el Comité de Bioética.
g) A estar acompañada, por una persona de su confianza y elección durante el trabajo de parto, parto y postparto.
h) A tener a su lado a su hijo o hija durante la permanencia en el establecimiento sanitario, siempre que el recién nacido no requiera de cuidados especiales.
i) A ser informada, desde el embarazo, sobre los beneficios de la lactancia materna y recibir apoyo para amamantar.
j) A recibir asesoramiento e información sobre los cuidados de sí misma y del niño o niña.
k) A ser informada específicamente sobre los efectos adversos del tabaco, el alcohol y las drogas sobre el niño o niña y ella misma.
Artículo 3º.- Toda persona recién nacida tiene derecho:
a) A ser tratada en forma respetuosa y digna.
b) A su inequívoca identificación.
c) A no ser sometida a ningún examen o intervención cuyo propósito sea de investigación o docencia, salvo consentimiento, manifestado por escrito de sus representantes legales, bajo protocolo aprobado por el Comité de Bioética.
d) A la internación conjunta con su madre en sala, y a que la misma sea lo más breve posible, teniendo en consideración su estado de salud y el de aquélla.
e) A que sus padres reciban adecuado asesoramiento e información sobre los cuidados para su crecimiento y desarrollo, así como de su plan de vacunación.
Artículo 4º.- El padre y la madre de la persona recién nacida en situación de riesgo tienen los siguientes derechos:
a) A recibir información comprensible, suficiente y continuada, en un ambiente adecuado, sobre el proceso o evolución de la salud de su hijo o hija, incluyendo diagnóstico, pronóstico y tratamiento.
b) A tener acceso continuado a su hijo o hija mientras la situación clínica lo permita, así como a participar en su atención y en la toma de decisiones relacionadas con su asistencia.
c) A prestar su consentimiento manifestado por escrito para cuantos exámenes o intervenciones se quiera someter al niño o niña con fines de investigación, bajo protocolo aprobado por el Comité de Bioética.
d) A que se facilite la lactancia materna de la persona recién nacida siempre que no incida desfavorablemente en su salud.
e) A recibir asesoramiento e información sobre los cuidados especiales del niño o niña.
Artículo 5º.- Será autoridad de aplicación de la presente ley el Ministerio de Salud de la Nación en el ámbito de su competencia; y en las provincias y la Ciudad de Buenos Aires sus respectivas autoridades sanitarias.
Artículo 6º.- El incumplimiento de las obligaciones emergentes de la presente ley, por parte de las obras sociales y entidades de medicina prepaga, como así también el incumplimiento por parte de los profesionales de la salud y sus colaboradores y de las instituciones en que éstos presten servicios, será considerado falta grave a los fines sancionatorios, sin perjuicio de la responsabilidad civil o penal que pudiere corresponder.
Artículo 7º.- La presente ley entrará en vigencia a los SESENTA (60) días de su promulgación.
Artículo 8º.- Comuníquese al Poder Ejecutivo.

Dada en la Sala de Sesiones del Congreso Argentino, en Buenos Aires, a los veinticinco días del mes de agosto del año dos mil cuatro.
Sanción.- 25 de agosto de 2004
Promulgación.- 17 de septiembre de 2004

miércoles, 9 de febrero de 2011

DOULAS

La palabra doula (que se pronuncia "dula") deriva del griego antiguo y significa “mujer que sirve".  Aplicado al nacimiento, una doula es esa mujer que ha  atravesado sus propios partos y se pone al servicio de otra mujer que va a parir. La acompaña durante el embarazo, trabajo de parto, parto y puerperio (o en alguno de estos momentos) enfocándose en el aspecto emocional, en su bienestar general y en sus necesidades.
A lo largo de la historia  las mujeres, en sus partos, acudieron a una comadrona (partera) que, gracias a sus conocimientos y su experiencia, podía asistir a la mamá y al bebé. En la mayoría de los casos (como se representa en las imágenes) había, además,  una o varias mujeres que ofrecían su apoyo a la parturienta; una madre, abuela o amiga, capaces de contenerla afectiva y emocionalmente. Eran mujeres cercanas, que incluso después del parto se ocupaban de las cuestiones domésticas, para que la mamá pudiera recuperarse y atender a su bebé.
La vida moderna y sus exigencias hicieron que las familias extensas dejaran de convivir. De ese modo las mujeres perdimos el entorno femenino facilitador del parto y la crianza y fuimos introducidas en el territorio de la medicina y la tecnología. Las familias, cada vez más pequeñas, dejaron de cumplir esta función y personas "especializadas" se ocuparon de estas cuestiones de antigua tradición íntima y femenina.
 En la actualidad la doula aparece como un modo de recuperar esta figura femenina que, habiendo vivenciado las vicisitudes emocionales del parto, nacimiento y crianza  intenta, con su aporte amoroso, "proteger" la memoria de la mujer sobre la experiencia de su parto. 

www.doulasdeargentina.com.ar

lunes, 7 de febrero de 2011

PARTO VERTICAL


Mujeres urbanas están comenzando a reclamar el parto vertical, sentadas o en cuclillas, que aún practican de manera satisfactoria las indígenas y campesinas en distintas partes del planeta. Figuras arqueológicas muestran a diosas y a mujeres pariendo desnudas en estas posiciones.
Los gestos y actitudes de estas y otras diosas son un reflejo de las prácticas y tradiciones de las mujeres respecto del parto, a la vez que el parto vertical y en cuclillas de las diosas es un arquetipo femenino creador de la vida y de la cultura.
Estas prácticas persistieron en las primeras sociedades patriarcales de Occidente como eran la griega y la romana.
En la Europa cristianizada el parto seguía estando en manos de las mujeres y de las parteras, que heredaron estas prácticas ancestrales. Sin embargo, la persecución de las brujas -muchas de las cuales eran parteras experimentadas- y la naciente medicina moderna durante el Renacimiento transformaron progresivamente el parto natural vertical en una enfermedad y a la parturienta en una paciente débil y sin conciencia que debía permanecer en posición horizontal en la cama, y más tarde en el hospital. Esta inmovilidad y debilitamiento psicofísico estaba sustentados por otras posiciones sexuales, sociales, religiosas y económicas de opresión. El parto horizontal en la cama matrimonial es consecuente con la postura de la mujer durante el acto sexual y está asociado con estar enferma en la cama y con entregar el cuerpo al accionar del médico.
En Argentina, el gobierno de Néstor Kirchner ha presentado un proyecto para "humanizar el parto". Este reconoce el derecho de la parturienta a estar acompañada por una persona de su confianza durante el parto *(esta nota fue escrita en 2003 y el 25 de agosto de 2004 se sancionó esta ley nacional nº 25.929 de parto humanizado, publicada también en este blog).
Hay países donde en clínicas privadas también se permite esta compañía, pero es apenas un primer paso, insuficiente para cambiar las prácticas médicas del parto horizontal. Esta presencia podría aminorar el maltrato psicofísico que sufren las parturientas en hospitales y clínicas, públicas y privadas, siempre y cuando el/la acompañante no termine aliándose con el médico y reforzando el sometimiento de la mujer o desmayándose y generando culpas en la parturienta. Parecería más conveniente que la mujer vaya acompañada por una mujer (familiar o una amiga) que ya haya pasado por la experiencia del parto y tenga una conciencia formada de respeto y dignidad hacia la mujer que está dando a luz.
La compañía durante el parto no toca ni modifica las prácticas médicas del parto horizontal en sí mismas, entre las cuales, según la nota "Parir" del suplemento Las 12 (3), están atar a las parturientas a las camillas, silenciarlas, no dejarlas deambular ni ponerse en cuclillas. Una práctica patriarcal en la que, según especialistas consultados, la corporación médica se apropia del parto, maltratando con expresiones desvalorizantes a las parturientas, tratándolas como niñas tontas y culpabilizándolas si el parto se alarga o se complica, cuando en realidad es la misma posición horizontal la que alarga y complica el parto, aumentando el sufrimiento de la mujer y del feto que debe transitar por un canal que se ha estrechado e ir en contra de la ley de la gravedad mientras que la madre, inmovilizada, no dispone de todo su cuerpo para parir.
Esta evidencia ampliamente certificada por médicos especialistas en parto vertical es constantemente ignorada en las facultades de medicina de nuestro continente. Al enseñar e imponer aquella posición antinatural que anula la energía corporal y la conciencia de la parturienta para moverse y dirigir el parto, la corporación médica le da la espalda a milenios de experiencia femenina. Las hembras sapiens han parido a la humanidad en cuclillas y en posición vertical desde la prehistoria y aún lo siguen haciendo en grandes áreas del planeta con éxito y eficacia, pariendo más rápido y con menos dolor.
El parto horizontal rompe con esta experiencia milenaria presentándose desde hace apenas unos pocos siglos como la única forma aceptable y exitosa de parir, lo cual es parcial y cuestionable. Una nota de la revista argentina Clarín daba cuenta tiempo atrás del éxito del parto en cuclillas entre mujeres indígenas del sur del Brasil, con menos complicaciones que las mujeres occidentalizadas. Sin embargo, pocas veces las corporaciones médicas toman en cuenta la experiencia de las mujeres, menos aún la de los pueblos originarios, y desacreditan ese saber desde el más puro androcentrismo. Una imagen sintetiza esta negación. En libros de obstetricia y enciclopedias de divulgación médica se suele mostrar el perfil de una embarazada parada con el bebé saliendo por el canal de parto, arqueándose a través del mismo, emergiendo hacia abajo y adelante. Esta imagen del parto natural-vertical luego es negada en la práctica médica con el parto horizontal.
Con todo, en estos últimos años han surgido agrupaciones de mujeres, médicos y parteras que vuelven a estas ancestrales prácticas integrándolas a los conocimientos modernos. La cuestión de fondo es saber si el Estado modificará el parto horizontal en la enseñanza y práctica médica para que los beneficios del parto vertical lleguen a las mujeres de todos los sectores a través de una política de género que humanice el parto de manera integral y en consonancia con los derechos de las mujeres.
Como en muchos otros temas de la problemática femenina, los símbolos y creencias religiosas pueden jugar a favor o en contra. Tener un dios masculino que crea sólo con la palabra y saca a la mujer de la costilla de Adán, por ejemplo, cuando en el mundo natural ninguna mujer nace de un varón y ninguna hembra (o varón) de un macho, es un modelo simbólico muy distinto a tener primigenias diosas que crean con sus cuerpos desplegados, dinámicos y concientes; accionando durante el propio parto y sobre la creación que están llevando a cabo.
La influencia del modelo religioso cristiano puede verse en la práctica del parto horizontal donde el médico aparece como creador. Es él quien “saca el bebé del cuerpo de la mujer", el que "lo trae al mundo". El médico controla y dirige el parto mientras que la parturienta es una participante pasiva y asustada que sólo puede mirar al techo de la sala de partos y acatar órdenes sin demasiada conciencia de lo que sucede en su cuerpo ni lo que otros hacen con él.
En posición horizontal la mujer no ve nacer a su hijo o hija, el médico sí. La parturienta asume una posición incómoda, limitada y dolorosa para que el médico se mueva cómoda y libremente.
Por otra parte, haber pasado de aquellas diosas creadoras con cuerpos desnudos y activos a la figura de María como modelo femenino ejemplar, ha tenido consecuencias directas sobre la experiencia del parto como así también sobre el cuerpo, la sexualidad, la anticoncepción y la conciencia autónoma de las mujeres. A María nunca se la representó pariendo y pocas veces embarazada o dando de mamar. "La Madonna del Parto" de Piero della Francesca (1460) es uno de los pocos frescos donde la Virgen aparece con un prominente vientre de nueve meses, parada y con un vestido medieval color verde mientras dos ángeles abren las cortinas de la cueva-tienda para dejar a la vista a la que va a parir.
Muchas veces se ha comparado la vida de Buda con la de Jesús. Sin embargo, el parto de María ha sido ocultado, reforzando la pasividad e ignorancia de las mujeres occidentales sobre el cuerpo y la sexualidad femenina. O bien ridiculizado, como cuando las monjas de mi escuela primaria nos decían que Jesús había nacido de la rodilla derecha de María y que ella no había sentido nada. De la misma manera las madres tuvieron que mentir a sus hijas sobre el proceso natural del parto con aquello de "salir de un repollo" o “venir de Paris”.
Aún en las películas, María suele aparecer pariendo acostada convenientemente tapada, cosa que ninguna mujer de su época haría, más aún si iba a tener que asistirse a sí misma, ya que los relatos bíblicos no mencionan partera alguna. Entonces su posición habría sido permanecer sentada o en cuclillas, pariendo sobre unas mantas. Además, el arte cristiano persiste en presentar a María con un cuerpo femenino preadolescente, sin pechos desarrollados y sin curvas, pronunciadamente delgado. Hasta hubo épocas, como la colonial en América Latina, en la que la iglesia católica prohibió a los artesanos modelar el cuerpo de la madre de Jesús exceptuando el rostro y las manos montadas sobre un soporte, oculto debajo de los amplios vestidos de la Virgen.
El mandato aceptado por María de "hágase en mí según su voluntad", es decir la del dios masculino, ha sido otro elemento simbólico para subordinar el cuerpo y la conciencia de la mujer durante el parto horizontal al poder del médico patriarcal.
Para las mujeres de culturas pre-cristianas, parir verticalmente asistidas por parteras experimentadas y acompañadas por parientas que ya han pasado por esa experiencia iniciática, era un importante ritual femenino que expresaba la dignidad y el poder de la mujer dentro de la comunidad. Y allí estaban las diosas y las Pachamamas para guiar a las mujeres con actitudes y posturas que liberaban las energías del cuerpo y del alma en el momento de parir y en otras situaciones.
Los movimientos y contorsiones de la que está dando a luz en posición vertical dieron origen a muchas danzas del vientre y, el lugar del parto a un espacio sagrado, cálido y protegido que los templos reprodujeron con capillas, arcos y formas vaginales y uterinas. Los gemidos y gritos de la parturienta, sus instintos liberados, sus sensaciones orgásmicas y la técnica de parto vertical en sí misma servían de instrucción para las novatas que eventualmente presenciaban el parto. Y en un caso de emergencia podían parir solas.
Indígenas latinoamericanas suelen hacerlo, dando a luz en cuclillas sobre la tierra depositando al bebé con su vagina sobre una manta o un colchón de hojas y recibiéndolo con sus propias manos. En medios urbanos esto también suele suceder cuando una joven da a luz sobre el piso del baño siendo ella misma, partera y parturienta.
¿Por qué en nuestra sociedad las mujeres no presenciamos el parto de otras mujeres y sólo comenzamos a tener una vaga idea cuando ya estamos en la camilla de parto horizontal sin poder ver y decidir? Ver anticipadamente la práctica del parto horizontal -y del vertical- brindaría a las mujeres una mayor conciencia sobre lo que ocurre con sus cuerpos y sobre cuáles son las posibilidades para parir de otra manera más satisfactoria.
Imagino que la corporación médica, tarde o temprano, tendrá que asumir su propio "complejo de útero" y dejar de proyectarlo como sombra sobre las parturientas, oscureciendo sus conciencias, cuerpos, instintos, biología e intuición. Si ellos no están dispuestos a arrodillarse -casi reverencialmente- ante la mujer que está dando a luz, a escuchar sus gritos, a esperar mientras ella camina y deambula, sin ser rasurada ni tajeada, será muy conveniente que se corran a un costado y dejen a médicas/os, obstetras y parteras que sí están dispuestos a una nueva, y ancestral, cultura del parto donde la parturienta pueda reencontrarse con su cuerpo y con su poder creador, posicionándose como la protagonista del mismo.
La mayoría de las mujeres aceptan el parto horizontal-patriarcal porque no conocen otra cosa que hospitalizarse como enfermas. Modificar esta situación no sólo corresponde al Estado, las facultades de medicina y a la práctica médica sino a las mismas mujeres que tendremos que cambiar física y mentalmente las actitudes hacia el parto.

Extraído del articulo "Parir como las diosas" de Analía Bernardo, periodista y escritora experta en mitos y tradiciones de las Diosas, publicado en el suplemento de la mujer La Triple Jornada, nº 69, mayo 2004, del diario "La Jornada" de México.


La importancia del afecto en la primera hora del nacimiento del bebe


En el momento del nacimiento surgen una serie de cambios físicos en el bebe pues todo su organismo empieza a funcionar en un nuevo hábitat. Recibe estímulo de la luz, hay un cambio en la temperatura, tiene nuevas sensaciones en sus pulmones que respiran aire.
Pero quizás y lo más importante es el cambio que surge en su mundo psíquico pues se ha separado de aquel ser que lo alimentó y la acompañó durante su corta existencia. Esta sensación de separación, pérdida del placer y bienestar, genera ansiedades y angustias en el bebe.
Para el recién nacido solamente la presencia de una madre capaz de sostenerlo, abrazarlo, olerlo y susurrarle logra calmarlo y hace que surja la confianza básica frente al mundo.
En el inicio de la vida de un ser humano es fundamental el vínculo que se establece entre la madre y su hijo recién nacido a través del contacto de ambos, piel con piel, durante la primera hora después del parto.
Este momento, al que se denomina periodo sensible, es ideal pues ambos están despiertos y alertas a todo. Se da un reconocimiento mutuo a través de una comunicación no verbal, donde prevalece el olor, el tacto, la mirada y establece una unión tan fuerte y sólida que permite que el bebe crezca física y emocionalmente.
Si este apego no se sostiene o falla entonces surgen verdaderos problemas emocionales que pueden lesionar a un bebe para toda la vida.
Uno de los actos que más fortalece al recién nacido es la lactancia, pero la lactancia como un acto de amor, de intimidad, de confianza básica y de placer entre una madre y su hijo. No solo hay que amamantar por amamantar sino que hay que hacerlo dentro de una intimidad en la que al niño se le mire, se le hable o simplemente se le acompañe. Esto hace que el bebe pueda construir una vivencia sobre la vida: ¡está en un mundo seguro!
Y dentro de este punto quiero decir que a las mujeres no se nos habla sobre la lactancia con tanto énfasis como sobre el parto y la gestación. Muchas veces se pasa por alto que dar de lactar es una experiencia tan trascendente para una mujer como lo puede ser el parto mismo.
La mayoría de primerizas sienten una gran angustia frente a la lactancia de su bebe, sobre todo en las primeras horas, ya que el bebe llora de hambre y lo que sale de su pecho no es leche sino calostro. Este calostro es básico para la inmunología del bebe.
Si hablamos del recién nacido, hablamos de apego, hablamos de lactancia, hablamos de intimidad entre el binomio madre e hijo.
Se han podido demostrar casos en que los recién nacidos que quedaron hospitalizados por algún problema de salud, mejoraron en más de un 50% gracias al contacto físico con su madre. Los niños que no son tocados, ni hablados, ni queridos complican sus cuadros de salud.

JUNA amamantando a sus cachorros

sábado, 5 de febrero de 2011

TODAS LAS MAMAS PUEDEN AMAMANTAR

Leche materna: el mejor alimento... y mucho más
La lactancia materna es la primera oportunidad que tiene una mujer para asegurar la salud, bienestar y felicidad que toda madre desea para sus hijos. Un bebé que es puesto al pecho de su madre a los pocos minutos de nacer, además del valioso calostro, que es una múltiple "vacuna" natural, recibe una cálida corriente de amor, una espontánea sensación de paz y seguridad similar a la que ha estado acostumbrado durante tantos meses dentro del vientre. Es una manera dulce, bella y saludable de darle la bienvenida a este mundo. Durante los primeros meses, el bebé necesita varias de las condiciones que le ayudaron a crecer dentro del útero. Una de ellas es estar muy cerca de su madre, sentir la seguridad de su presencia, el calor de su piel, escuchar los latidos de su corazón, y el timbre de su voz. Al estar en los brazos de su madre, alimentándose con su leche, recibe esto y mucho más. 

VENTAJAS PARA EL BEBE
El pecho materno reemplaza a la placenta en las funciones de brindar al bebé alimento y protección. La leche materna es indiscutiblemente el alimento ideal para su bebé, y el único que él o ella necesita durante los primeros seis meses de vida. Además de proporcionarle todos los nutrientes necesarios para crecer, es como una barrera que le brinda protección extra contra todo tipo de infecciones y enfermedades, entre ellas: infecciones en el oído, infecciones respiratorias, diarrea, alergias, diabetes, obesidad, esclerosis múltiple, enfermedades virales y bacterianas e incluso algunos tipos de cáncer como la leucemia y el linfoma. Las niñas amamantadas también reciben protección contra cáncer de mama.
Además tienen menos problemas de caries y de deformaciones dentales. Los bebés que toman el pecho utilizan más de veinte músculos de la cara y la mandíbula, y los ejercitan más del doble que los bebés que toman biberón. Esto es muy importante porque "prepara" la boca, la lengua y la garganta para formar los sonidos necesarios para el lenguaje. Los especialistas en la enseñanza del lenguaje sostienen que si un niño o niña puede hablar claramente, el aprendizaje de la lectura se le facilita. Las ventajas físicas que reciben los bebés mediante la leche materna son sólo una parte de los muchos beneficios de ser amamantados. Actualmente se le está prestando mucha atención a la manera en que la lactancia ayuda a establecer una relación sólida y afectuosa entre la madre y su bebé.

VENTAJAS PARA LA MADRE
La lactancia no sólo beneficia al bebé, sino también a la madre. Al dar el pecho inmediatamente después del nacimiento del bebé, el útero se contrae y se reduce el riesgo de una hemorragia. También ayuda a que la placenta sea expulsada con mayor rapidez. La succión del bebé al tomar del pecho en las primeras semanas después del parto ayuda al útero a regresar más rápidamente a su tamaño natural.
La lactancia materna es una manera natural de planificación familiar. Una madre de un bebé menor de seis meses, que amamanta en forma exclusiva, de día y de noche (sin dar biberones con leche artificial o cualquier otro líquido, ni chupos de entretención) rara vez resulta embarazada antes de que su bebé esté listo(a) para recibir alimentos complementarios, o sea alrededor de los seis meses de edad. Mientras no aparezca la menstruación, o algún indicio de ella (como pequeñas manchas) quiere decir que la mujer no está ovulando y por lo tanto no puede quedar embarazada. Una vez aparezca la menstruación, se debe recurrir a otros métodos anticonceptivos.
Además, amamantar reduce el riesgo de cáncer de mama, de ovarios y osteoporosis. Y otra buena noticia: también ayuda a recobrar la silueta con mayor facilidad, ya que el cuerpo de la madre lactante utiliza alrededor de 400 a 500 calorías extras diariamente. La comodidad y la economía de tiempo y recursos también son aspectos a favor de la lactancia. Nada que comprar, nada que esterilizar, nada que calentar. En cualquier lugar y a cualquier hora puede alimentar discretamente a su bebé. Y ni hablar de la cantidad de dinero que se ahorra al dar el pecho. Se estima que los padres de un bebé alimentado con leche artificial gastan por lo menos el 35% de los ingresos mensuales en la compra de fórmula solamente (esta relación es calculada tomando el salario mínimo de los trabajadores costarricenses como base). Esto, sin tomar en cuenta el costo de los biberones, tetinas y la electricidad.
Además de todas estas ventajas, existen también beneficios emocionales. El cuerpo de una mujer que está lactando produce oxitocina, conocida también como "la hormona del amor", ya que despierta en la madre una sensación de bienestar y sentimientos muy fuertes de cuidar, amar y proteger a su bebé. Esto la ayuda a responder mejor a las necesidades de su hijo o hija. Otra hormona que producen las madres lactantes es la prolactina, la cual la ayuda a estar más tranquila y relajada.
Otro beneficio para las madres que amamantan es que, debido a que los cambios hormonales que sufren sus cuerpos después del parto son más graduales cuando se da el pecho, la depresión postparto, en caso de darse, suele ser mucho más leve y fácil de manejar. Y otro detalle importante: una madre lactante se ve "obligada" a descansar cada vez que se sienta o se acuesta con su bebé para alimentarlo, lo que le permite relajarse y disfrutar de momentos de paz y tranquilidad varias veces durante el día.
O sea, pues, que una madre que amamanta a su bebé recibe muchas recompensas a cambio de un esfuerzo relativamente pequeño. Los bebés amamantados, por su parte, se convierten en niñas y niños sanos, independientes, de autoestima alta, seguros de sí mismos, cariñosos, inteligentes y felices. Y al final de cuentas, ¿no es eso lo que todas las madres deseamos para nuestros hijos e hijas? 

 Por Waleska Porras, Administradora Regional de Publicaciones en Español. Liga de la Leche, Costa Rica

www.ligadelaleche.org.ar

La Liga de La Leche es una organización no gubernamental, sin fines de lucro, religiosos o políticos, que promueve y apoya la lactancia materna con un estilo de crianza que valora la maternidad.

viernes, 4 de febrero de 2011

Diosa Laussel


Venus de Laussel, Diosa de la Fertilidad paleolítica. Sostiene en su mano a la luna, que marca los ciclos menstruales de la mujer

Por qué elijo parir en mi casa?

  • Porque es mi lugar, donde más cómoda estoy
  • Porque recibo a mi hijo/a en un lugar cálido, propio, lleno de amor
  • Porque yo decido de qué manera y en qué momento hacer las cosas
  • Porque puedo comer si lo deseo
  • Porque mi hijo/a se quedará junto a mí al nacer
  • Porque creo que es el mejor lugar para parir a mi hijo/a, siempre que todo sea sano

Por qué elijo parir con parteras?

  • Porque ellas están capacitadas para seguir mi embarazo y mi parto
  • Porque me siento más cómoda entre mujeres
  • Porque me dan información para que sea yo junto a mi pareja las que tomemos decisiones
  • Porque no me van a dar ninguna droga durante el embarazo ni el parto que no sea necesaria
  • Porque van a realizarme las ecografías y controles mínimos necesarios y no mas
  • Porque van intentar intervenir lo menos posibles en estos dos sagrados procesos: embarazo y parto
  • Porque me proponen un parto natural respetando los tiempos del mismo
  • Porque me dan seguridad al responder responsablemente a todas mis dudas y preocupaciones sobre posibles problemas en el parto
  • Porque me proponen ir buscando qué postura es la más cómoda para mí para parir
  • Porque van a cortar el cordón umbilical una vez que deje de latir
  • Porque voy a recibir a mi hijo/a y lo tendré en mis brazos y nadie se lo llevará
  • Porque no van a hacerle ninguna práctica invasiva innecesaria al bebé
  • Porque me aseguran poder detectar, si llegase a existir, algún problema con tiempo suficiente como para ir a una clínica
  • Porque no van a hacerme episiotomía, siempre el tajo que pueda causar el bebé al salir va a ser más pequeño y menos riesgoso
  • Porque no van a coserme si no es necesario
  • Porque van contenerme, acompañarme y alentarme durante el parto con paciencia y amor
  • Porque no van a vacunar a mi hijo/a si yo no lo deseo
  • Porque van a consultarme absolutamente todo lo que hagan
  • ¡Porque son Mujeres que Parieron! y saben por experiencia propia
 


        Por qué me da miedo parir en una clínica?   

  • Porque temo que me pongan una cánula, sólo por rutina, sin necesitarla.
  • Porque temo que me pongan oxitocina, sin pedirla y sin consultarme, para acelerar mi parto.
  •  Porque temo que no respeten los tiempos de mi cuerpo y de mi bebé en el parto si son muy largos.
  • Porque temo parir acostada. Temo no poder elegir la postura que me resulte cómoda en ese momento. Temo ser atada.
  • Temo que afeiten mi vulva
  • Temo que me hagan una episiotomía no siendo necesaria
  • Temo que me hagan una cesárea no siendo necesaria
  • Temo no ser  libre de  gritar, caminar, acuclillarme o lo que sienta necesario durante mi parto.
  • Temo que me maltraten en un momento de tanta vulnerabilidad.
  • Temo que corten el cordón umbilical antes de que deje de latir y mi bebé se pierda de recibir todas las defensas que en ese momento le paso por allí, tan importantes para su salud en sus primeros meses de vida.
  • Temo que me cosan después de parir sin ser necesario.
  • Temo que se lleven a mi hijo de mi lado al nacer, cuando lo único que necesita es estar cerca mío.
  • Temo que le realicen a mi hijo controles de rutina, invasivos e innecesarios sin consultarme.
  • Temo que vacunen a mi hijo sin consultarme si yo deseo hacerlo o no.

Todos estos temores que tengo son en base a experiencias reales contadas por mujeres conocidas, familiares o amigas.

Mujeres Sabias



Desde un principio las mujeres han sido parteras (mujer sabia) compartiendo sus conocimientos unas con otras, de madres a hijas, entre vecinas. El parto era una cosa exclusiva de mujeres donde los hombres no participaban. Las mujeres siempre han sido sanadoras. Ellas fueron las primeras médicas y anatomistas de la historia occidental. Sabían procurar abortos y actuaban como enfermeras y consejeras. Las mujeres fueron las primeras farmacólogas con sus cultivos de hierbas medicinales, los secretos de cuyo uso se transmitían de unas a otras.
La medicina forma parte de nuestra herencia de mujeres, pertenece a nuestra historia, es nuestro legado ancestral. 


En el siglo XV en Europa los médicos comenzaron a atender los partos y a desplazar a las mujeres parteras de sus roles calificándolas de ignorantes, brujas y charlatanas. La sabiduría de estas mujeres no se aprendía en una universidad, en una escuela, sino en la vida misma, para las mujeres recibir a los niños tenía que ver con su naturaleza.
La ciencia, en vez de compartir e intercambiar sus conocimientos con estas mujeres sabias las excluye, las rebaja, las desaparece, las quema.
En los partos realizados por parteras, era la mujer la que elegía la postura que le resultaba cómoda para parir, muchas de ellas parían verticalmente, que es lo que la fuerza de gravedad exige. ¡Que la mujer tenga que parir acostada en una camilla es sólo para comodidad del médico, pero de ninguna manera es una postura cómoda para la madre!

En la actualidad, en la argentina, la Obstétrica (Partera) es una carrera universitaria de 3 años, con este título, la obstétrica está calificada para atender sola todo un embarazo y un parto sanos. Sin embargo, no es la partera la que hace los controles del embarazo, y durante el parto no es más que una asistente del médico obstetra, del cual recibe todas las indicaciones. Muchas veces la partera se ocupa de “preparar el parto” para que esté todo listo cuando el médico llegue, esto significa llevar los tiempos del parto con oxitocina para acelerar las contracciones y apurar el proceso para cuando el obstetra llega.

Cada día más mujeres se interesan por recuperar el parto respetado y natural.
Hay cada vez más parteras practicando partos domiciliarios, partos respetando las decisiones de las mujeres que van a parir.
Cada vez más mujeres buscan parir a sus hijos con parteras, entre mujeres, planificando ellas sus propios partos: dónde quieren parir, en qué postura, con o sin anestesia, teniendo la seguridad de que sus cuerpos y el de sus hijos van a ser respetados.
Con la confianza de saber que van a ser ellas las que elijan cuándo, cómo y dónde parir.
Hay leyes que garantizan estos derechos de las mujeres. Sin embargo no son respetadas, ni difundidas. ¡Está tan arraigado el abuso que no se cuestiona!